Fuente: JANO.es
Fecha: 11-09-09
Las relaciones entre nicotina y memoria podrían utilizarse en estudios futuros sobre las enfermedades de Parkinson y de Alzheimer.
Investigadores de la Facultad de Medicina Baylor de la Universidad de Houston (Estados Unidos) han descubierto el mecanismo por el cual la nicotina “engaña” al cerebro para crear asociaciones entre aspectos ambientales y el propio hábito de tabaquismo del fumador, un hallazgo que podría tener implicaciones en investigaciones futuras acerca de tratamientos para enfermedades como el Alzheimer o el Parkinson.
En el estudio, publicado en la revista Neuron, los investigadores registraron la actividad del cerebro de ratones expuestos a la nicotina, la sustancia adictiva del tabaco. Para ello, los animales fueron dispuestos en un espacio con dos compartimentos separados: en uno recibieron nicotina y en otro una especie de suero. Más tarde, observaron cuánto tiempo pasaba el animal en cada compartimento, así como la actividad del cerebro en el hipocampo, un área del cerebro que crea nuevos recuerdos.
Como describe el Prof. John A. Dani, co-autor del estudio, “el cambio de actividad del cerebro fue increíble. En comparación con las dosis de suero, la nicotina reforzó las conexiones neuronales, en ocasiones en más del 200%, un refuerzo que subyace a la formación de nuevos recuerdos. Así, los ratones aprendieron a quedarse más tiempo en el compartimento donde se administraba nicotina”.
Como explican los autores, “los cerebros normalmente hacen estas asociaciones entre cosas que apoyan la existencia e indicadores ambientales, de manera que así se pueden dirigir comportamientos que lleven a consecuencias vitales con éxito. El cerebro envía una señal de recompensa cuando actuamos de una forma que contribuye a nuestro bienestar”. En este contexto, sin embargo, también matizan que la nicotina requisa este proceso de aprendizaje subconsciente, y la persona comienza a comportarse como si fumar fuera una acción positiva.
Los investigadores indicaron que los acontecimientos ambientales relacionados con el tabaquismo pueden convertirse en aspectos que provoquen el impulso de fumar, e incluyen el alcohol, una comida con amigos, o incluso conducir desde el trabajo a casa. “Descubrimos que la nicotina podía fortalecer las conexiones neuronales sólo cuando los centros de recompensa envían una señal de dopamina”, concluyen.
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