Se trata de una planta solanácea, la Nicotiana tabacum, de cuyas hojas se obtienen: cigarrillos, cigarros, puros, tabaco de mascar, etc.
La forma más extendida de consumo de tabaco es el cigarrillo, en cuyo humo se han identificado alrededor de 4.000 componentes tóxicos, de entre los cuales los más importantes son los siguientes:
Un gran número de enfermedades, en diversos sistemas de nuestro organismo, resultan provocadas o favorecidas por el tabaquismo.
Aparecen, en un principio, esas "pequeñas" señales de alarma a las que el fumador se habitúa a pesar de que van progresivamente mermando su calidad de vida (cansancio, tos, expectoraciones, etc...). Son el principio de unos efectos negativos de los que se pueden destacar estos:
- Fatiga prematura.
- Mayor riesgo de anginas.
- Aumento de constipados.
- Tos y expectoraciones.
- Pérdida de apetito.
- Alteraciones del ritmo del pulso.
- Color amarillento de los dedos y dientes.
- Mal olor que se desprende de la boca y del aliento.
Existen una serie de enfermedades que se encuentran directamente relacionadas con el tabaquismo, como son: el cáncer de pulmón, la bronquitis, el enfisema pulmonar y los problemas cardiovasculares.
Hay otras enfermedades que también suelen aparecer en fumadores, como otras formas de cáncer (labio, boca, laringe, esófago y vejiga) y la úlcera gastroduodenal.
El riesgo de padecer estas enfermedades depende de cuatro factores:
1.Consumo diario de cigarrillos: cuanto mayor es la dosis diaria mayor es el riesgo.
2.Duración del consumo: Cuanto antes se empezó a fumar y más largo es, por tanto, el periodo de su vida durante el cual un sujeto consume tabaco, regularmente, mayor es el riesgo de enfermar.
3.La forma de fumar: aquellas formas que aumentan la exposición del organismo al humo (inhalación profunda y repetida, mantener el cigarrillo entre calada y calada), incrementan el riesgo.
4.Tipo de cigarrillos: los cigarrillos con filtro, y aquellos que tienen un menor contenido de nicotina y alquitrán (a igual consumo), reducen el riesgo de enfermar.
Tabaco y aparato respiratorio.
La exposición constante de las vías respiratorias a los componentes tóxicos del humo del tabaco, incrementa la producción mucosa, dificulta la acción limpiadora de las células ciliares y reduce la eficacia del sistema inmunitario. A consecuencia de este proceso, comienzan a aparecer los síntomas más frecuentes entre los fumadores (tos y expectoración), primeros síntomas indicadores de disfunción en el sistema.
A medida que va aumentando la gravedad puede aparecer:
1.Bronquitis crónica: Inflamación permanente que resulta de la irritación continuada del árbol bronquial.
2.Enfisema pulmonar: Se caracteriza por la destrucción progresiva de los alvéolos y la retención de aire en los pulmones.
3.Cáncer de pulmón: El hábito de fumar es el factor causal en la aparición de la mayor parte del cáncer de pulmón, por lo que prácticamente desaparecería si se eliminara el hábito de fumar.
Tabaco y aparato circulatorio.
Los efectos del humo del tabaco sobre el aparato cardiocirculatorio, son debidos a la acción de la nicotina y el CO2 .
La nicotina aumenta la presión arterial (sobrecargando las paredes de las arterias), la frecuencia cardiaca (sobrecargando de trabajo al corazón) y la coagulabilidad de la sangre (incrementando la presencia de lípidos y favoreciendo al formación de trombos). El CO2 disminuye la oxigenación del organismo (hipoxia), lo que tiene efectos negativos, especialmente sobre el corazón.
Esto puede llegar a producir arteriosclerosis, que afecta fundamentalmente a las arterias del corazón, el cerebro y las extremidades, y que puede dar lugar a distintas formas de patología:
1.Enfermedades coronarias: por obstrucción de las arterias coronarias (cardiopatía isquémica, angina de pecho e infarto de miocardio);
2.Accidentes cerebro vasculares: por obstrucción de las arterias cerebrales (hemorragia, trombosis y embolias cerebrales); Pueden dar lugar a muerte súbita;
3.Enfermedades vasculares periféricas: por déficit de riesgo en las extremidades superiores e inferiores.
Tabaco y aparato digestivo.
Por causa del efecto de la nicotina, se favorece la aparición de enfermedades como la gastritis crónica, (dos veces más frecuente en fumadores que en no fumadores), la úlcera gastroduodenal y la esofagitis por reflujo.
Tabaco y embarazo.
Evidencias científicas apoyan la influencia del tabaquismo en el bajo peso de los recien nacidos y de los problemas que se producen en el desarrollo y crecimiento del feto; además de aumentar las posibilidades de abortos espontáneos, nacimientos prematuros y complicaciones durante el embarazo y en el parto.
Fuente: ieanet.com e infodrogas.org
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